Las partes interesadas de todo el mundo compiten por realizar la fusión nuclear, una alternativa de combustible fósil que promete una generación máxima de energía con un riesgo ambiental mínimo. Detrás de los esfuerzos para construir el reactor de fusión más grande del mundo hay una colaboración global igualmente gigantesca: Iter, que acaba de anunciar un gran avance en su búsqueda para demostrar la viabilidad de Fusion. En un artículo publicado el 11 de septiembre en Superconductor Science and Technology, la colaboración ITER informó completar una prueba clave para validar la calidad de más de 5,500 muestras de alambre superconductoras destinadas a alimentar el núcleo del reactor final. Estos cables, que extienden miles de kilómetros, forman la columna vertebral del imán central de Iter, un componente crítico que limita la plasma sobrehot para inducir reacciones de fusión. En caso de duda, Go Big Iter es un plan ambicioso que tiene como objetivo mantener cinco veces más plasma que la máquina más grande que opera hoy, según la colaboración. Su tamaño extra grande le da el potencial para revolucionar la investigación de fusión, pero también significa que el reactor tiene muchas partes operativas, cada una exige un mantenimiento cuidadoso. De hecho, una vez operativo, el plasma en los experimentos de Iter alcanzará temperaturas superiores a 200 millones de grados Fahrenheit. El plasma en sí está confinado, pero los componentes que lo rodean aún tendrán que soportar las fuerzas de calor y electromagnéticos extremos. Los cables pueden transportar enormes corrientes eléctricas sin resistencia, pero deben soportar condiciones brutales, dijeron los investigadores en un comunicado. «La energía de fusión podría ser transformadora, pero su éxito depende de obtener los detalles correctos», dijeron. Para los nuevos resultados, los investigadores con Iter en la Universidad de Durham en el Reino Unido realizaron alrededor de 13,000 mediciones para garantizar que los cables pudieran resistir repetidamente las condiciones extremas de un reactor. Básicamente hornearon los cables en un horno calentado hasta aproximadamente 1,200 grados Fahrenheit (650 grados centígrados) y verificaron cómo respondieron los hilos en diferentes condiciones. Además de recopilar datos sobre el comportamiento de los cables, el equipo ideó un método práctico más rentable para verificar continuamente la calidad del cable. También encontraron una manera de controlar mejor la pureza de los gases calientes utilizados para tratar los cables. Las construcciones de finalización de la carrera para Iter, ubicadas en el sur de Francia, comenzaron en 2010. Si las cosas van según lo planeado, el reactor comenzará a operar en 2034 e iniciará experimentos de fusión de Deuterium-Tritium ya en 2039. Hasta ahora, las cosas parecen ir bien; Iter ha estado publicando un flujo constante de noticias que indican su progreso hacia la finalización. Por ejemplo, el mismo día de este resultado, un equipo diferente asociado con ITER anunció la finalización de un sistema de diagnóstico clave para el reactor.
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