Por Abhishek Ghosh 13 de octubre de 2023 7:55 pm Actualizado el 13 de octubre de 2023AnuncioLa negativa a consumir se refiere al comportamiento de evitar conscientemente el uso de bienes disponibles. Va desde la frugalidad hasta el ascetismo. Puede abarcar todo el estilo de vida, pero también puede limitarse a determinados bienes (alimentos, ropa, comodidad del hogar, etc.). La negativa a consumir es el elemento más importante de una vida sencilla. En consecuencia, existen razones personales, sociales, religiosas, éticas, ecológicas, organizativas, económicas, pero también sociocríticas (políticas) para negarse a consumir; estos últimos se expresan actualmente a menudo como una crítica a una sociedad consumista. Aspectos económicos Desde un punto de vista económico, la negativa del consumidor es una renuencia por parte de los consumidores a comprar en respuesta a ciertos eventos o situaciones, como precios que se perciben como demasiado alto, miedo al futuro (por ejemplo, ante una tasa de desempleo en aumento y una situación económica o de desarrollo incierto). La deflación también puede llevar a una negativa a consumir, ya que los consumidores esperan que los precios bajen en el futuro y, por lo tanto, posponen las compras. En casos extremos, cuando las empresas privadas sufren una pérdida de beneficios, incluso ellas comienzan a reducir sus inversiones o incluso suspender inversiones de reemplazo, lo que puede conducir a una espiral deflacionaria. Aspectos comerciales Debido al cambio tecnológico en la recopilación de información, mayor atención de los medios a los negocios sospechosos y, en última instancia, el creciente interés de los consumidores por los aspectos sociales, éticos y medioambientales de la economía, la lucha contra el rechazo de los consumidores se ha vuelto cada vez más importante para las empresas. Una forma especial es el boicot. Esto puede estar dirigido a un solo producto, una marca o una empresa entera. En el pasado, Burger King y McDonald’s han sido criticados por envases de poliestireno perjudiciales para el medio ambiente, y el asunto Brent Spar afectó al Grupo Shell a mediados de los años 1990. El ejemplo más reciente es la crítica de Greenpeace a los piensos genéticamente modificados utilizados en la agricultura, con los que se elaboran los productos lácteos de la empresa Müller. Manifestaciones prácticasEl fenómeno de la negativa a consumir existe en distintos grados de intensidad, como la renuencia a consumir, la restricción de consumo e incluso la negativa a consumir. La fuerza de la reactancia depende de la fuerza de la amenaza, restricción o importancia de la libertad individual. Los efectos pueden limitarse a efectos mentales, pero también pueden resultar en efectos en el habitus del consumidor. En general, se puede decir que los efectos mentales provocan cambios de actitud y de atractivo en detrimento del objeto de reactancia. Como resultado, se vuelve más importante la libertad personal o la opinión y un aprecio interior por parte del consumidor, que suele ir acompañado de un deterioro de la imagen del proveedor. Además de evitar a la empresa, pueden producirse efectos comportamentales si la reacción es suficientemente fuerte, lo que se manifiesta en forma de publicidad oral negativa, resistencia y protestas. La gran variedad de productos y ofertas poco transparentes también puede abrumar a los clientes. Esto también puede conducir a restricciones en el consumo, que, sin embargo, se produce de manera subconsciente y, por lo tanto, ya no representa una negativa “real” (consciente, deliberada) a consumir.

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