El rápido aumento de la inteligencia artificial nos ha traído chatbots más inteligentes y nuevas características, pero también ha provocado una ola de wearables, herramientas de toma de notas y aplicaciones de transcripción. Si bien muchos de estos están diseñados para mejorar la productividad y mejorar las tareas cotidianas, las preocupaciones están creciendo sobre cuán invasivos podrían ser. El problema es que algunos de estos dispositivos podrían estar escuchando todo el tiempo. Más allá de los teléfonos inteligentes, la tecnología habilitada para AI se ha convertido en dispositivos portátiles discretos, como gafas inteligentes como el Meta Ray-Ban (revisión) y los colgantes de solapa como Limitless. Estos dispositivos ahora funcionan más como grabadoras que monitores de bienestar. Algunos incluyen indicadores de privacidad para alertar a las personas cercanas cuando están activas. Pero con la transcripción impulsada por IA o las aplicaciones ambientales, es mucho más difícil saber cuándo se están ejecutando o si te están escuchando. Un informe reciente de la periodista tecnológica Rya Jetha en el estándar de San Francisco explora cómo estas herramientas están ganando tracción en Silicon Valley. El enfoque no se centra solo en cómo ayudan a los usuarios a tomar notas o a capturar reuniones. También se trata de cómo pueden violar la privacidad de los demás registrando sin consentimiento. Las aplicaciones de IA siempre están escuchando una de las aplicaciones más comentadas es Granola, una herramienta de toma de notas de IA con capacidades de grabación automatizadas. Puede transcribir reuniones y conversaciones posteriores a la reunión, lo que significa que esencialmente siempre está activo. Los usuarios tienen control sobre cómo se administran las grabaciones, pero esto no aborda el problema más amplio. Es posible que las personas cercanas no sean conscientes de que están siendo registradas. La granola se ejecuta en iPhones, iPads, Mac y Windows, lo que le da una base de usuarios considerable y en crecimiento, especialmente en California. A diferencia de algunos wearables, no muestra una señal ligera o visual al grabar. Eso significa que no hay un signo obvio que alguien esté recopilando información confidencial. Si se da el consentimiento depende completamente del usuario. Existe una creciente preocupación de que aplicaciones como esta podrían usarse para escuchar o espiar. Podrían capturar detalles de reuniones confidenciales o conversaciones privadas que luego podrían ser manipuladas o mal utilizadas. ¿Son legales estas grabadoras? La legalidad de las grabadoras y herramientas de transcripción habilitadas para AI no está clara. Estos dispositivos no encajan perfectamente en las categorías existentes, como el equipo de grabación tradicional, lo que significa que las leyes como los estatutos anti-vigilantes pueden aplicarse o no. La registro de las leyes de consentimiento varía según el estado, lo que resulta en interpretaciones muy diferentes. Además, los expertos legales señalan que todavía hay muchas áreas grises que rodean la responsabilidad con IA. Pero aun así, compañías como Granola a menudo afirman que sus herramientas simplemente proporcionan transcripciones para los usuarios. Granola misma ha distanciado su marca de la responsabilidad de privacidad directa, afirmando que los usuarios deben consultar las leyes locales antes de usar la aplicación. Pero la granola no está sola. Las preocupaciones de privacidad también se extienden a otras herramientas de grabación con IA, incluida la grabadora CHATGPT de Openai. Actualmente, no existe un consenso claro sobre cómo se deben regular estos servicios o cómo deben operar. Oferta de afiliados ¿Debe asumir más responsabilidades para educar a los usuarios sobre los riesgos de privacidad? ¿Debería haber indicadores más claros cuando estas aplicaciones estén activas? A medida que los wearables de IA se vuelven más comunes, la conversación sobre el consentimiento y la transparencia solo se está volviendo más fuerte. Comparte tus pensamientos en los comentarios.
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