Robert Saracco, miembro senior del IEEE dedicado a empoderar a la próxima generación de innovadores digitales en Europa, murió inesperadamente el 5 de diciembre a la edad de 70 años. Fue una figura clave en la creación de EIT Digital, una organización que invierte en investigación y continuidad. educación para llevar las nuevas tecnologías digitales al mercado europeo. Saracco también impartió cursos sobre previsión tecnológica e impacto en el mercado en la Universidad de Trento en Italia. Como voluntario activo del IEEE, presidió el Comité de Nuevas Iniciativas del IEEE, que respalda posibles servicios, productos y otras creaciones del IEEE que podrían beneficiar significativamente a los miembros, el público, los clientes y la comunidad técnica. También fue copresidente de la iniciativa IEEE Digital Reality, dedicada a facilitar innovaciones tecnológicas disruptivas y fomentar colaboraciones entre industrias a nivel mundial, teniendo en cuenta el impacto social. Contribuciones en Telecom Italia y EIT DigitalDespués de recibir una licenciatura en informática y un Máster en matemáticas por la Universidad de Turín, en Italia, Saracco inició su carrera en 1971 en el Telecom Italia Lab, en Roma. Allí dirigió la investigación sobre gestión de redes y ayudó a diseñar la primera red de datos e intercambio electrónico de Italia. Saracco también contribuyó a estandarizar la red de gestión de telecomunicaciones de la empresa. Posteriormente, dirigió el equipo que desarrolló el primer centro de gestión de redes de Italia. En 2003 fue ascendido a director de investigación a largo plazo del laboratorio, centrándose en la evolución de la tecnología y su impacto potencial. Cinco años más tarde, cambió de roles y comenzó a desempeñarse como director del Centro del Futuro de Telecom Italia, un museo de tecnología interactivo, en Venecia. Saracco dejó el museo en 2011 para unirse a EIT Digital como presidente de su sucursal italiana en Trento. Ocupó este cargo hasta su muerte. En 2017 y 2018 se desempeñó como director de la Escuela de Doctorado Industrial del EIT, con sede en Palaiseau, Francia. La organización apoya el Ph.D. estudiantes de universidades europeas para ayudarlos a transformar su investigación en productos y soluciones comercializables. A partir de 2015, también fue profesor titular en la Universidad de Trento, donde impartió una clase magistral llamada “Prospectiva tecnológica e implicaciones económicas de la evolución tecnológica”. A partir de 2020, formó parte del consejo asesor de Reply, una firma internacional de consultoría de tecnología digital con sede en Turín. Voluntariado y autoría del IEEE Saracco, un voluntario activo, ayudó a liderar grupos e iniciativas en el IEEE, incluido el Comité Técnico de Gestión y Operaciones de Red del IEEE y Direcciones Futuras del IEEE, que es responsable de identificar y organizar la investigación sobre tecnologías emergentes en toda la organización. También fue miembro de la junta directiva de la IEEE Communications Society y se desempeñó como director de marketing. Es autor o coautor de más de 100 artículos y 14 libros, incluido The Disappearance of Telecommunications, publicado en 2000 por IEEE Press. Saracco también publicó un blog diario en el sitio web IEEE Future Directions, donde reflexionó sobre los últimos desarrollos tecnológicos y su impacto en la humanidad. Homenaje de un colega cercanoDavide De Palma, cofundador de HR Coffee y colega de Saracco, envió este retrato en profundidad de su amigo cercano a The Institute. Recordar a Roberto es sumergirse en un mundo donde la pasión por la tecnología brilla intensamente. Roberto no era sólo un experto en su campo; fue un hombre que vivió cada día con un profundo y sincero amor por explorar lo desconocido. Su curiosidad no era meramente académica; fue un viaje emocional que lo llevó más profundamente al universo en constante expansión de las nuevas tecnologías. Pero lo que realmente llamaba la atención de Roberto era su inmensa humanidad. No se limitó a explorar el mundo tecnológico; profundizó en la vida de las personas. Era un hombre que sabía escuchar, escuchar de verdad. Cada conversación con él fue un viaje, donde las palabras no eran sólo sonidos, sino puentes hacia una comprensión más profunda. Roberto tenía un talento único para reconocer y valorar lo mejor de cada persona. No fue sólo un mentor o un maestro. Fue un artista del alma humana, capaz de discernir e iluminar los talentos ocultos en cada uno de nosotros. Su enfoque nunca fue superficial. Le interesaban los detalles, esos pequeños matices que muchas veces pasan desapercibidos, pero que para él eran la clave para comprender verdaderamente a las personas y el mundo que lo rodeaba. Su legado no está sólo en el campo de la tecnología, sino también en las innumerables vidas que tocó. Roberto nos enseñó a muchos de nosotros no sólo a ser mejores profesionales, sino también a ser mejores seres humanos. Su pasión, su curiosidad y su humanidad seguirán viviendo en los corazones de quienes tuvieron la suerte de haberlo conocido. En nuestras conversaciones, Roberto realmente brilló. Recuerdo vívidamente nuestras largas charlas sobre los gemelos digitales personales, un tema que le entusiasmaba especialmente. Sus ojos se iluminaban cuando hablaba de cómo estas contrapartes digitales podrían transformar no sólo la forma en que interactuamos con la tecnología, sino también cómo nos vemos y entendemos a nosotros mismos en un mundo cada vez más digital. Su visión era profunda, capaz de ver más allá del mero aspecto tecnológico y tocar las fibras de la esencia humana. Pero no fue sólo la tecnología lo que capturó su imaginación. Roberto dio gran importancia a los procesos organizacionales y la gestión del conocimiento. Creía que la tecnología, por muy avanzada que fuera, nunca podría reemplazar el valor humano en la toma de decisiones y la creatividad. Para él, los datos y el conocimiento eran como hilos dorados entretejidos en el vasto lienzo de la innovación tecnológica, esenciales para crear un futuro más conectado y humano. Y luego estaba su pasión por formar ingenieros del conocimiento. Roberto estaba convencido de que el futuro pertenecía a quienes no sólo entendían la tecnología, sino también cómo ésta podía armonizarse con la sabiduría humana. Su visión era clara: formar una nueva generación de ingenieros que no sólo fueran técnicamente competentes sino también profundamente conscientes del valor y la importancia del conocimiento humano. Recordar a Roberto Saracco es recordar a un hombre que vivió con una pasión sin límites por la tecnología, pero aún más por la humanidad a la que sirve. Su legado no está sólo en las innovaciones que ayudó a crear, sino también en las vidas que tocó y las mentes que iluminó. Su legado continúa viviendo en cada ingeniero del conocimiento que formó y en cada conversación sobre tecnología que trasciende lo técnico para tocar lo humano. Roberto no fue sólo un pionero en su campo, sino un verdadero maestro de la vida, un faro de sabiduría y humanidad en un mundo cada vez más digital. Siéntate tibi terra levis [May the earth rest lightly upon you]Roberto.

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