En el panorama cambiante de las citas en línea, particularmente dentro de la comunidad LGBTQ+, la integración de funciones de geolocalización ha generado importantes preocupaciones sobre la privacidad. Si bien revolucionan la forma en que encontramos compañía, las aplicaciones de citas conllevan importantes riesgos para la privacidad, especialmente con las funciones de geolocalización. Así, una investigación realizada por Alexey Bukhteyev en Check Point Research sobre aplicaciones de citas LGTBQ+ populares ha revelado una cruda realidad: las ubicaciones precisas de los usuarios se pueden determinar mediante trilateración, a pesar de los esfuerzos por enmascarar estos datos. Esta vulnerabilidad expone a los usuarios a amenazas potenciales, particularmente en comunidades donde la privacidad no es solo una preferencia, sino una cuestión de seguridad. VEA TAMBIÉN: Los espacios LGBTQ son necesarios ahora más que nunca. Esto es lo que tienen que decir las personas que los mapean. ¿Cómo pueden las aplicaciones de citas exponer su ubicación? Las aplicaciones de citas utilizan con frecuencia datos de ubicación para facilitar las conexiones entre los usuarios, promoviendo la conveniencia de la proximidad. Sin embargo, esta comodidad tiene un costo. La investigación de Bukhteyev ha demostrado que mediante la trilateración (una técnica para calcular la posición exacta de un usuario midiendo distancias desde múltiples puntos) es posible eludir las medidas de privacidad implementadas por estas aplicaciones. Estos métodos pueden revelar la ubicación de un usuario dentro de un margen terriblemente estrecho, a veces tan preciso como unos pocos metros. Bukhteyev experimentó con dos populares aplicaciones de citas LGBTQ+: Hornet y una segunda aplicación sin nombre. Para su investigación, Bukhteyev manipuló estratégicamente puntos de referencia y empleó cálculos geométricos para refinar la ubicación estimada de un usuario objetivo. En términos simples, usando un juego digital de escondite y algunos ingeniosos trucos matemáticos, Bukhteyev pudo determinar la ubicación de un usuario con una precisión aterradora. Si bien la investigación no deja esto demasiado claro, el experimento de Bukhteyev representa los extremos de qué pueden hacer los actores maliciosos para encontrar la ubicación de un usuario, especialmente los actores estatales y gubernamentales, que en el pasado han utilizado aplicaciones de citas para encontrar personas LGTBQ+ en su país. Aunque las aplicaciones de citas ya tienen un enorme problema de depredadores, el usuario promedio de Tinder o Grindr no tiene conocimientos tecnológicos suficientes para replicar la investigación de Bukhteyev. Para los usuarios, sin embargo, subraya la necesidad de tener cuidado con los permisos otorgados a las aplicaciones, especialmente aquellas que acceden a datos de geolocalización. El uso de funciones que permiten ofuscar la ubicación de uno puede proporcionar una capa de protección contra el seguimiento no deseado. Por otro lado, los desarrolladores de aplicaciones deben fortalecer sus salvaguardas de privacidad. La comunidad LGBTQ+, en particular, merece una protección sólida dados los mayores riesgos que enfrenta en regiones donde sus derechos no están plenamente reconocidos. La discrepancia entre la seguridad prevista de estas aplicaciones y su vulnerabilidad real pone de relieve una brecha crítica en la protección del usuario.