Ampliar / Un rostro robótico móvil cubierto con células de piel humana viva. En un nuevo estudio, investigadores de la Universidad de Tokio, la Universidad de Harvard y el Centro Internacional de Investigación de Neurointeligencia han revelado una técnica para crear una piel robótica realista utilizando células humanas vivas. Como prueba de concepto, el equipo diseñó un pequeño rostro robótico capaz de sonreír, cubierto completamente con una capa de tejido vivo de color rosa. Los investigadores señalan que el uso de tejido de piel viva como cubierta robótica tiene beneficios, ya que es lo suficientemente flexible como para transmitir emociones y potencialmente puede repararse a sí mismo. «A medida que el papel de los robots continúa evolucionando, los materiales utilizados para cubrir a los robots sociales deben exhibir funciones realistas, como la autocuración», escribieron los investigadores en el estudio. Shoji Takeuchi, Michio Kawai, Minghao Nie y Haruka Oda son los autores del estudio, titulado «Perforation-type anchors inspired by skin ligament for robotic face covered with living skin», que se publicará en julio en Cell Reports Physical Science. Nos enteramos del estudio a través de un informe publicado a principios de esta semana por New Scientist. El estudio describe un nuevo método para unir piel cultivada a superficies robóticas utilizando «anclajes de tipo perforación» inspirados en los ligamentos naturales de la piel. Estas diminutas cavidades en forma de V en la estructura del robot permiten que el tejido vivo se infiltre y cree un vínculo seguro, imitando la forma en que la piel humana se adhiere a los tejidos subyacentes. Para demostrar las capacidades de la piel, el equipo diseñó una cara robótica del tamaño de la palma de la mano capaz de formar una sonrisa convincente. Los actuadores conectados a la base permitieron que la cara se moviera, mientras la piel viva se flexionaba. Los investigadores también cubrieron una forma de cabeza estática impresa en 3D con la piel diseñada. Ampliar / «Demostración de los anclajes de tipo perforación para cubrir el dispositivo facial con un equivalente de piel». Takeuchi et al. crearon su cara robótica imprimiendo primero en 3D una base de resina incrustada con los anclajes de tipo perforación. Luego aplicaron una mezcla de células de piel humana en un andamio de colágeno, lo que permitió que el tejido vivo creciera dentro de los anclajes.