Las emisiones de gases de efecto invernadero de Google en 2023 fueron un 48% más altas que en 2019, según su último informe medioambiental. El gigante tecnológico lo atribuye a las crecientes cantidades de energía que necesitan sus centros de datos, agravadas por el crecimiento explosivo de la inteligencia artificial (IA). Los servicios impulsados ​​por IA implican considerablemente más potencia informática (y, por tanto, electricidad) que la actividad online estándar, lo que ha provocado una serie de advertencias sobre el impacto medioambiental de la tecnología. El objetivo de Google es alcanzar emisiones netas cero para 2030, pero admite que «a medida que integramos más la IA en nuestros productos, reducir las emisiones puede ser un desafío». En su Informe medioambiental de 2024, Google dice que se debe «a las crecientes demandas energéticas derivadas de la mayor intensidad de la computación de la IA». Los centros de datos son esencialmente colecciones masivas de servidores informáticos, y la IA necesita una gran cantidad de ellos. Un sistema de IA generativa, como ChatGPT, podría utilizar alrededor de 33 veces más energía que las máquinas que ejecutan software específico para tareas, según un estudio reciente. Sin embargo, el informe de Google también revela grandes disparidades globales en los impactos de la IA. En sus centros de datos, la mayoría de los centros de Europa y América obtienen la mayor parte de su energía de fuentes libres de carbono, en comparación con los centros de datos de Oriente Medio, Asia y Australia, que utilizan mucha menos energía libre de carbono. En general, Google afirma que aproximadamente dos tercios de su energía se deriva de fuentes libres de carbono. El creciente uso de energía (y agua) de la IA ha provocado una serie de advertencias, especialmente porque se prevé que el sector siga creciendo rápidamente. El jefe de National Grid del Reino Unido dijo en marzo que la combinación de IA y computación cuántica conduciría a un aumento de seis veces en la demanda en los próximos 10 años. Sin embargo, el cofundador de Microsoft, Bill Gates, recientemente restó importancia al impacto ambiental de la IA. Hablando en Londres la semana pasada, sugirió que la IA aumentaría la demanda de electricidad entre un 2% y un 6%. «La pregunta es, ¿la IA acelerará una reducción de más del 6 por ciento? Y la respuesta es: sin duda», dijo, según informó el Financial Times.