La portabilidad nunca es fácil ni barata El desafío fundamental radica en las diferencias inherentes entre los entornos de nube. Cada proveedor de nube opera con API, protocolos y conjuntos de características únicos, lo que crea importantes barreras técnicas para una fácil migración de plataforma a plataforma. Esto ha llevado a que los servicios de nube sean otra opción de proveedor empresarial, adquiridos y administrados como los servicios de TI tradicionales. Como señala Roy Illsley, analista jefe de Omdia, tanto los entornos de nube como los locales requieren diferentes niveles de trabajo de remediación para adaptar las cargas de trabajo a las nuevas plataformas. Estos esfuerzos pueden variar desde pequeños ajustes hasta reescrituras casi completas del código de la aplicación, dependiendo de los sistemas operativos y los lenguajes de programación. No estoy seguro de por qué esta es una noticia sorprendente, pero para muchos que migran a la nube, lo es. Aunque transferir aplicaciones que se ejecutan dentro de máquinas virtuales puede parecer manejable, disminuye algunas ventajas de la nube, incluida la flexibilidad de escalado. En cuanto a las aplicaciones nativas de la nube diseñadas específicamente para entornos de nube, la realidad es igualmente compleja. A pesar de que Kubernetes es un marco estándar utilizado por proveedores de nube importantes y menores, trasladar aplicaciones creadas en Kubernetes entre proveedores a menudo requiere abordar variaciones en las configuraciones y complementos adicionales. Nunca es tan fácil como hacen creer quienes promueven los contenedores y Kubernetes. De hecho, he participado en varios proyectos de desarrollo basados ​​en contenedores después de que se descarrilaran porque el liderazgo de TI no comprendía este hecho obvio.