El jueves se dio a conocer un tratado sobre el uso de la inteligencia artificial, negociado por representantes de 57 países, pero su lenguaje es tan amplio que no está claro si los CIO de las empresas tendrán que hacer algo diferente para cumplirlo. Este esfuerzo, en su mayoría europeo, se suma a una larga lista de esfuerzos globales de cumplimiento de la IA, además de muchos nuevos intentos legales de regular la IA en los Estados Unidos. Los signatarios iniciales fueron Andorra, Georgia, Islandia, Noruega, la República de Moldavia, San Marino y el Reino Unido, así como Israel, los Estados Unidos de América y la Unión Europea. En su anuncio, el Consejo de Europa dijo que “existen graves riesgos y peligros derivados de ciertas actividades dentro del ciclo de vida de la inteligencia artificial, como la discriminación en una variedad de contextos, la desigualdad de género, el debilitamiento de los procesos democráticos, el menoscabo de la dignidad humana o la autonomía individual, o el uso indebido de los sistemas de inteligencia artificial por parte de algunos Estados con fines represivos, en violación del derecho internacional de los derechos humanos”.