En la bulliciosa metrópolis de Digital Innovation City, una empresa tecnológica ficticia de tamaño mediano llamada InnovateCorp se enfrenta a una infraestructura basada en la nube en constante expansión. Como muchas otras, esta organización dio el salto a la nube con la promesa de escalabilidad, agilidad y eficiencia de costos resonando en sus oídos. Sin embargo, surgió una brecha notable a medida que la empresa continuó migrando las operaciones en línea. La falta de una estrategia sólida de operaciones en la nube está comenzando a socavar sus ambiciosos objetivos de adopción de la nube. El viaje de InnovateCorp es emblemático de una tendencia más amplia en las empresas actuales. Mientras las empresas hacen la transición a plataformas en la nube, impulsadas por el deseo de seguir siendo competitivas y aprovechar tecnologías de vanguardia, los aspectos operativos de la computación en la nube a menudo pasan a un segundo plano. Las empresas están absortas en lo que pueden construir en la nube, pero con frecuencia necesitan prestar más atención a cómo se mantendrán y optimizarán estos sistemas a largo plazo. Qué salió mal Las operaciones en el espacio de la nube abarcan no solo el mantenimiento rutinario de las aplicaciones, sino también la gestión del rendimiento, la seguridad y la optimización de costos. InnovateCorp, por ejemplo, inicialmente se centró en trasladar sus cargas de trabajo a la nube, tal vez cautivada por los análisis avanzados y la promesa de un mejor rendimiento. Sin embargo, sin una estrategia operativa bien definida, pronto se enfrentó a sobrecostos, vulnerabilidades de seguridad y cuellos de botella en el servicio.