La llegada de la computación en la nube marcó el comienzo de una nueva racha de innovación, que permitió a las organizaciones escalar rápidamente y aprovechar nuevas oportunidades. Hoy en día, los entornos multinube se han convertido en la forma de facto de hacer negocios. Sin embargo, con toda esa innovación y flexibilidad surgieron nuevos riesgos. Actualmente, muchos clientes operan con un complejo mosaico de tecnologías interconectadas en diferentes dispositivos, aplicaciones, plataformas y nubes. Dado que la mayoría de las organizaciones conectan estas fuentes de datos para que los datos puedan fluir sin problemas a través de las fronteras, necesitan saber que sus políticas de protección no perderán ningún punto ciego entre tecnologías dispares y, a su vez, pondrán sus datos en riesgo. Hoy en día, las organizaciones pueden implementar docenas de herramientas de seguridad dispares, cada una con sus propias alertas de seguridad para mitigar. Combinado con la actual escasez de mano de obra cibernética y las lagunas en el conocimiento institucional, los equipos de seguridad están abrumados y no pueden priorizar las exposiciones con el mayor impacto potencial. Además, debido a que cada nube tiene una infraestructura de seguridad, una lógica de toma de decisiones y conceptos únicos, las organizaciones deben administrar una complejidad que aumenta el potencial de errores y aumenta el riesgo de una infracción. Vistas: 0